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12 de marzo de 2015

La Nutrición y las defensas de los niños


A las madres se les habla mucho sobre la importancia de las defensas, de la alimentación saludable y de los nutrientes; sin embargo, para muchas aún existen vacíos sobre lo que significan, la relación íntima que sostienen y sus beneficios para la salud.
Recientemente, el médico pediatra argentino Esteban Carmuega, quien ha sido consultor de la Organización Panamericana de la Salud y actualmente es coordinador del grupo de alimentos funcionales de la Sociedad Argentina de Nutrición, visitó a Colombia, invitado al reciente Simposio Nacional de Nutrición ‘Los primeros 1.000 días de vida’, donde la revista ABC del Bebé logró entrevistarlo para despejar dudas.

¿Qué son las defensas?

Primero hay que decir que las madres hablan de defensas, mientras que para los médicos se trata del sistema inmunológico, uno de los más complejos del cuerpo humano. Durante los últimos 30 años se ha demostrado que si se debilita, podemos ser víctimas de infecciones y patologías crónicas vinculadas con la salud del intestino, de la piel, alergias, asma, entre otras.

¿Qué conforma el sistema inmune?

Hemos aprendido que el sistema inmune no está formado solamente por una especie de glóbulos blancos, sino por numerosas variedades de glóbulos blancos que, a su vez, dialogan entre sí y con el medioambiente, básicamente a través de nuestras mucosas, es decir, en la boca y en todo el tracto gastrointestinal; en el oído, en el aparato respiratorio, y de ese diálogo surge un estado de defensa permanente contra las infecciones.


¿Cuándo se activan las defensas de los niños?

En el momento del nacimiento, con una doble tarea trascendental: reconocer qué es propio, es decir, qué forma parte de su cuerpo, y qué puede ser potencialmente dañino para él. Ese aprendizaje lo realiza a través del intestino. Por eso, antes se hablaba de la flora intestinal y hoy, de la microbioma, que es un conjunto de microorganismos diez veces más numerosos que todas las células de nuestro cuerpo y que colonizan el intestino al nacer.
De la salud del microbioma también depende nuestra salud. La naturaleza ha puesto en marcha una serie de mecanismos muy delicados para asegurar que ese microbioma nazca saludable, por eso la leche materna es tan importante.

¿Cómo se afecta el la flora intestinal?

El microbioma varía: los niños que nacieron por vía vaginal tienen una flora distinta de quienes lo hicieron por cesárea; los que recibieron leche materna, comparados con los que tomaron leche de fórmula, y entre ellos cambia también su microbioma según la fórmula y la concentración de sus azúcares (probióticos).
Así mismo, los niños que recibieron tratamientos con antibióticos ven modificada su flora. Se sabe hoy que el desarrollo temprano de la flora intestinal (microbioma), una vez que se establece, es relativamente constante para el resto de la vida. De esta manera, los bebés que han recibido leche materna mantienen una flora que contribuye a la maduración del sistema inmune, y es una de las razones que explican el porqué de la incidencia y frecuencia de alergias.

¿Cómo fortalece la lactancia el sistema inmune?

Existen microorganismos que durante el embarazo y la lactancia pasan del intestino a la leche de la madre para contribuir a la conformación del microbioma del bebé.
Además, la leche materna está conformada por azúcares que no se absorben, así que tiene prácticamente la mitad de estos como sustancias destinadas no a ser absorbidas, sino fermentadas en el intestino para el crecimiento y maduración de este microbioma, necesario para la maduración saludable de las defensas del niño.

Fortalezca su sistema inmune

Las madres pueden ayudar, como dice el doctor Esteban Carmuega, “dando al niño leche materna hasta los 6 meses, de forma exclusiva, y después de los 2 años es tarea y responsabilidad del pediatra acompañar a las familias en el aprendizaje de los primeros alimentos, incluyendo los siete grupos alimenticios necesarios para el desarrollo y crecimiento adecuado del pequeño. Resulta importante resaltar la actitud de la madre y el entorno en el que se brindan dichos alimentos.

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El tiempo

14 de enero de 2015

¿Porqué es importante que nuestros hijos duerman la siesta?

Según un artículo publicado en la revista Proceedings of National Academy of Science (PNAS), dormir la siesta es clave para fijar lo que aprenden los bebés.

A esta conclusión han llegado científicos de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) y de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania), tras realizar una serie de experimentos en los que 216 bebés de entre seis y 12 meses tuvieron que repetir ciertas acciones con títeres, cuatro horas después de haberlas aprendido por primera vez.

Se constató entonces que aquellos que durmieron durante al menos media hora en ese intervalo obtuvieron mejores resultados que los bebés que no habían dormido y, además, siguieron reteniendo la información 24 horas después, informa AlphaGalileo.

En niños mayores

En el 2013, especialistas del Instituto de Psicología Médica y Neurobiología del Comportamiento de la Universidad de Tübingen, en Alemania, realizaron un experimento con niños de entre ocho y 11 años y con adultos jóvenes que demostró que el sueño es importante para el aprendizaje también a estas edades.

En este caso, el experimento consistió en que los niños y jóvenes primero aprendieran a adivinar una serie predeterminada de acciones, sin ser conscientes de la existencia de la propia serie. Después de una noche de sueño o de un día despiertos, se analizó la memoria de los participantes.

El resultado fue que, tras dormir una noche, ambos grupos de edad podían recordar más cantidad de elementos de una fila de números que aquellos que habían permanecido despiertos. Se demostró asimismo que los niños resultaron ser mucho mejores en esta tarea que los adultos, por lo que los investigadores concluyeron que: "En los niños, se genera mucho más conocimiento eficiente explícito durante el sueño a partir de una tarea implícita aprendida previamente”.

¿Por qué el sueño es tan importante para aprender?
Hay diversas explicaciones sobre la causa de la importancia del sueño para el aprendizaje. Los investigadores de las Universidades Ruhr y Sheffield señalan que dicha importancia se debe a que dormir impide que otros acontecimientos interfieran en la fijación del recuerdo, y que se fortalezca la memoria.  

Desde el punto de vista fisiológico,  cuando el niño duerme es cuando se codifican los recuerdos y se transfieren del hipocampo –parte del cerebro implicada en la memoria inmediata– al neocórtex –área involucrada en la memoria a largo plazo, han declarado a Sinc.

Este proceso fue constatado en 2006 por investigadores del Max Planck Institute for Medical Research, en Heidelberg (Alemania) tras analizar la comunicación entre diversas áreas del cerebro relacionadas con la memoria durante el sueño. El análisis reveló efectivamente que la información que registra el cerebro por primera vez se transfiere desde la región del hipocampo hasta la corteza cerebral mientras dormimos.

Hace un tiempo, la especialista María Victoria Sánchez-Vives, del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), explicaba, por su parte, la relación existente entre aprendizaje y sueño de la siguiente forma: mientras dormimos, se propagan por el cerebro unas ondas eléctricas lentas que resultan clave para la consolidación de la memoria y para el aprendizaje. Esas oscilaciones suaves son más acusadas durante los primeros años de desarrollo del niño, lo que explicaría la importancia del sueño para el aprendizaje a estas edades.

Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wisconsin (EEUU), han propuesto para la relación entre sueño y aprendizaje una explicación alternativa : el sueño sería importante para aprender porque debilita las conexiones entre las células cerebrales (o neuronas) para ahorrar energía, evitar el estrés celular, y mantener la capacidad de dichas células para responder a los estímulos de manera selectiva. "El sueño es el precio que el cerebro tiene que pagar por el aprendizaje y la memoria", han señalado estos investigadores.
 
¿Qué pasa con los adultos?
 
En el caso de los adultos, también se ha demostrado que el sueño es importante para aprender. Por ejemplo, un estudio de 2009 llevado a cabo por especialistas de la Universidad de Northwestern (EEUU) constató que durante esta etapa de la vida, el cerebro igualmente emplea el tiempo de descanso para la fijación de recuerdos. Esto es así hasta tal punto, que algunos científicos han llegado a sugerir que los sueños serían en parte una actividad de la memoria. 
 
Fuente:
 

 

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