El conocer a plenitud el papel que tenemos como padres deberia contribuir mucho a que nuestro hijo reciba lo que necesita, de modo que tengamos buenos resultados.
Se necesita equilibrio. Aunque la mente se esfuerza por ser razonable, muchas veces las emociones empujan hacia el desequilibrio. Pudiéramos tender a llegar a extremos, por eso como papás deberiamos examinar con cuidado el tipo de disciplina que brindamos a nuestros hijos.
Alguna vez nos hemos arrepentido por algun tipo de disciplina exagerada que le dimos?
Debo recalcar que la disciplina no se da con el objetivo único de conseguir que el niño se porte "bien", sino se que al hacerlo se crean muchas habilidades, que ayudan al niño en el proceso de convertirse en una persona adulta, alguien dijo por ahi que "el mejor padre es el que enseña a su hijo a ser una persona independiente y autosuficiente" y es verdad, la disciplina es de gran ayuda en este cometido, pues sabemos que nosotros los papas no podremos estar siempre con ellos acompañandolos por la vida por tal motivo es de gran importancia que brindemos disciplina adeacuada y efectiva para que nuestros pequeños se conviertan en personas autosuficientes independientes y felices.
Mi experiencia como mamá es poca (de casi 4 años) pero aún asi he comprendido con respecto a esto que disciplinar no es:
- Infundir miedo en nuestro hijo: Decirle si te portas mal te lleva el loco, si no tomas la sopa viene el mono o te lleva un viejo o el "cuco" como decimos en Perú. Tales cosas hacen de nuestro hijo un niño miedoso y timido.
- Levantarle la voz: Al hacerlo por lo general atacamos su dignidad pues muchas veces el levantar la voz viene acopañado de insultos como "tonto", "me tienes harta", "no te soporto", "nunca haces nada bien". Tales cosas bajan la autoestima. Eso es algo que nunca debemos hacer.
- Agredir fisicamente: Estoy en completo desacuerdo con los padres que agreden fisicamente a sus hijos. He visto padres que castigan a sus hijos por cualquier motivo con correas, palos, o con lo que tengan en la mano. ¡Gran error!. La disciplina no ha de servir de desahogo emocional para nosotros los padres; más bien, es un método docente. Debe corregir al hijo; sin embargo, si se imparte durante un arrebato de ira o colera, comunicará una lección errónea. Habrá satisfecho a los padres, no al hijo.
Por tal motivo antes de disciplinar a un hijo, conviene que tengamos la cabeza fria, que respiremos profundamente y nos calmemos. De esa manera impartiremos disciplina equilibrada, dada con amor que corregirá a nuestros pequeños y no los lastimará.
Además tengamos en cuenta de que la disciplina se imparte según la edad del niño no es igual disciplinar a un niño de 2 años que a uno de 8.
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