Se me vienen a la mente muchisimos recuerdos del día en que mi hijo vio por primera vez la luz de este mundo, como de seguro les pasa a todos ustedes que también son papás y mamás cuando traen a la mente aquellos únicos momentos.
Recuerdo la cesárea que me practicaron muy buena para ser cesárea, sin ninguna complicación, mi ginecólogo el mejor que pude haber escogido y mi bebé, el más lindo del mundo. ¡¡Como olvidarnos del día en que vimos por primera vez su carita!!...el momento más felíz de nuestras vidas sin duda.
Sin embargo luego de esos primeros momentos mágicos con tu bebé vienen las preocupaciones normales y sobre todo de las mamás, una va aprendiendo poco a poco a ser madre, por eso en los primeros días también nos invade la preocupación y la nostalgia, vigilamos su sueño, los miramos si están respirando mientras duermen y no nos queremos despegar de ellos ni para ir al baño!. Situación totalmente comprensible pues esos primeros días del bebé son fundamentales para su normal desarrollo y los padres nos preocupamos con justas razones.
Ellos no vienen con manual y no pueden valerse por si mismos por eso necesitan de los cuidados que nosotros les damos, así que pensando en eso he buscado y encontrado en la web abcdelbebe información super importante para todos los futuros padres respecto a los cuidados que deben tener con su bebé en sus primeros días.
Los primeros momentos
Cuando el ser humano nace, a diferencia de otros seres vivos, no puede defenderse por sí mismo. Por eso, necesita de personas a su alrededor para asistirlo en cada una de sus tareas vitales.
El doctor Juan Fernando Gómez, pediatra y puericultor, vicepresidente de la Sociedad Colombiana de Pediatría, asegura que “el ser humano nace en un estado incompleto, que lo hace vulnerable a las condiciones del ambiente cuando son desfavorables. Necesita los cuidados permanentes de personas a su alrededor, porque depende de ellos para alimentarse, abrigarse, limpiarse y demás”.
Es así como al nacer, el bebé debe aprender poco a poco a convertirse en un ser independiente. “Al desconectarse del cordón umbilical que lo proveía de lo que necesitaba, el recién nacido debe aprender a proporcionarse su propio oxígeno para sobrevivir, y su sistema circulatorio debe volverse autónomo”, añade.
Para la doctora Sandra Belalcázar Padilla, neonatóloga del Hospital de la Policía Nacional, “la dificultad para respirar es la causa más común de hospitalización de la mayoría de neonatos”.
Destaca que pueden encontrarse “patologías como la dificultad respiratoria transitoria que, como su nombre lo indica, es de corta duración, se resuelve espontáneamente y no deja secuelas pulmonares”.
De la misma manera, en salas de neonatos también reposan pequeños por otras causas, como “algunas complicaciones gastrointestinales, tipo reflujos; problemas quirúrgicas o congénitos entre otros”.
Color de la piel.
Lo normal es que la piel del bebé luzca rosada. Sin embargo, existen dos situaciones en las que los padres deben poner mucha atención a la variación de este tono. “Cuando en un recién nacido, el color de la piel, de manera generalizada, es azuloso, hablamos de la presencia de cianosis, que es el término médico que se usa para denominar a una concentración baja de oxígeno en la sangre y en los tejidos”, indica el doctor Gómez. Sin embargo, aclara que con alguna frecuencia las palmas de las manos o de los pies pueden presentar una tonalidad violácea ligera, la cual debe desaparecer al calentar las extremidades.
La segunda situación se presenta cuando la piel del bebé luce amarillenta, denominada ictericia. “Si este tono aparece antes de las primeras 48 horas de vida, o más allá de las 48 horas, es un signo anormal, y amerita exámenes de laboratorio para medir un pigmento llamado bilirrubina, y que en los niños amarillos casi siempre está elevado”, indica el puericultor.
Temperatura.
“Si la mamá aún tiene dudas de que su hijo tiene la temperatura adecuada, puede tomársela debajo de la axila durante 3 minutos”, indica la doctora Belalcázar. Es normal que un recién nacido tenga entre 36,5 grados y 37 grados centígrados. Si la temperatura comienza a incrementarse, algo está ocurriendo y se debe consultar al pediatra.
Cordón umbilical.
A pesar de que las madres mantienen una pequeña incertidumbre mientras el cordón se cae, es normal que no suceda hasta más o menos los 17 días después del nacimiento de bebé. Algunos tardan menos de este tiempo o un poco más.
“Lo que debe cuidarse es la presencia persistente de pus en la base del ombligo, la cual generalmente viene acompañada de enrojecimiento y quejidos del niño cuando se mueve el cordón”. Ante este tipo de situaciones, el especialista generalmente receta antibióticos. Nunca automedique.
Consulte al pediatra cuando el cordón persiste demasiado tiempo, “porque cuando hay alguna forma de hipotiroidismo, el cordón cae más lentamente”, explica el pediatra. Sin embargo, hay casos en los que el cordón se demora en caer, sin que exista anormalidad alguna.
Alimentación.
También es imprescindible que el bebé aprenda a succionar y tragar la leche materna, ya que con respecto a este punto se presentan accidentes, tales como la asfixia.
Un recién nacido debe mojar por lo menos seis pañales en 24 horas y defecar mínimo 2 veces diarias. Dice el Doctor Gómez que esta es una manera de saber que el niño está siendo bien alimentado: “En este caso, el alimento que está recibiendo lo digiere de forma adecuada, funciona su tracto digestivo y su sistema urinario con los desechos usuales”.
De la misma manera se debe controlar el peso del recién nacido.
Llanto.
Ciertamente, los recién nacidos no tienen otra forma de comunicarse con el mundo, más que a través de llanto. De esta manera expresan si tienen frío, calor, hambre, necesidad de que los carguen, sueño o cualquier otro aspecto que lo afecte directamente.
Es muy importante que la madre aprenda a identificar los distintos llantos de su hijo, puesto que es la única forma de entender qué necesita.
Un llanto agudo, intenso e incontrolable a veces evidencia alguna enfermedad. Si se hace incontrolable, lo mejor es acudir de inmediato al especialista.
Es preciso aclarar que cuando presentan cólicos también se manifiestan mediante el llanto, pero de una forma menos súbita.
Sueño.
Los bebés con pocos días de nacidos duermen entre 14 y 16 horas diarias, pero despiertan fácilmente al estimularlos y la mayoría de las veces lo hacen de forma espontánea. Sin embargo, como lo señala el especialista Juan Fernando Gómez, “aquel niño que se la pasa muy dormido, y que no se muestra alerta la mayoría del tiempo, que presenta un aspecto ‘aletargado’ o ‘adormilado’, es un bebé al que hay que descartarle algún tipo de trastorno referente a problemas del sistema nervioso central”.
La respiración.
Según los últimos datos obtenidos por la Organización Panamericana de la Salud, en Colombia la mortalidad infantil es de 21 por 1.000 nacidos vivos. De estas muertes, dos de las causas más comunes son la diarrea, con un 13,9 por ciento, seguida de infecciones respiratorias agudas, con un 12,6 por ciento.
Aunque los bebés en sus primeros días respiran rápido (hasta 60 veces en un minuto), se debe estar pendiente de que no se exceda un respiro por segundo. “Una respiración que es mayor a esta velocidad es anormal, y los médicos llamamos a dicha anormalidad, taquipnea, la cual puede implicar un problema respiratorio o cardiaco de tipo circulatorio”, recalcó el doctor Gómez.
Otros signos de alarma son la presencia de un quejido permanente al respirar y el aleteo de la nariz.
Distensión del abdomen.
Al terminar el proceso de alimentación, casi siempre se presenta esta situación, que disminuye cuando el recién nacido expulsa gases. Por el contrario, “si ésta es permanente, y más aún si se acompaña de vómito e irritabilidad, se debe consultar al pediatra”, señala el doctor Gómez.
Prevención en el hogar
Además de los signos de alerta, los padres deben evitar complicaciones en el bebé.
Para la especialista Sandra Belalcázar, “siempre se debe vigilar la succión y sacarle los gases después de alimentarlo. La materna es la única leche que, además de ser gratis e higiénica, protege de las infecciones.
Otra sugerencia es "exponer el bebé al sol la primera semana de vida, todos los días, a través de una ventana porsupuesto, para evitar y controlar el color amarillo de la piel. Retírele toda la ropa en lo posible”.
Asimismo, se debe promover el lavado de manos. “Tanto la madre como la familia en general deben adquirir el hábito para evitar cualquier transmisión de infecciones al bebé.
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