No es tan agradable escribir este tipo de noticias pues cada vez se le encuentran mas puntos negativos a esta costumbre de muchas culturas como es envolver al bebé.
Envolver al bebé como si fuera un tamalito es una costumbre de muchos pueblos, de hecho mi mamá me comenta que a veces lo hacía conmigo y con mis hermanos y dormiamos buen rato y tranquilitos.
Sin embargo es mi deber colgar en este blog los últimos estudios científicos para que uno pueda tomar sus precauciones al respecto y decidir que es lo más conveniente hacer con nuestros hijos, si envolverlos o no. En este caso con los bebés.
Según Reuters health: El efecto calmante de envolver al bebé dificultaría su despertar, lo que elevaría el riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), según un nuevo y pequeño estudio.
El trabajo, publicado en Journal of Pediatrics, halló que esa práctica en bebés de 3 meses reducía la respuesta cerebral a un estímulo externo, como una ráfaga de aire a las fosas nasales.
La capacidad de un bebé de despertarse como respuesta a esas condiciones es clave en el SMSL. Por lo tanto, los resultados cuestionan si envolver al bebé elevaría el riesgo del síndrome.
Por un lado, la práctica permite que los bebés estén boca arriba mientras duermen, que es la posición recomendada para reducir el riesgo de la muerte súbita. Hay estudios que sugieren una menor prevalencia del SMSL en los grupos culturales donde esa costumbre es habitual.
Pero otros hallaron un aumento de ese riesgo. Y uno de los beneficios que se le atribuyen a la práctica, el sueño más profundo, podría ser indeseable en cuanto a la posibilidad de sufrir SMSL.
En el nuevo estudio, un equipo en Australia analizó los efectos fisiológicos de envolver al bebé en 27 pacientes mediante la polisomnografía, que controla la frecuencia cardíaca, la actividad eléctrica cerebral y otras funciones vitales durante el sueño.
Los bebés fueron estudiados cuando tenían entre 3 y 4 semanas de vida y nuevamente a los 3 meses. A 15 de ellos se los envolvía habitualmente en el hogar desde el nacimiento y a 12, no.
Cuando el equipo envolvió a aquellos que no eran normalmente sometidos a la práctica en el hogar, registró una reducción del despertar cerebral durante el sueño a los 3 meses. También encontró una menor estabilidad en su frecuencia cardíaca, en comparación con los que dormían sin envolver.
Eso no ocurrió con los bebés acostumbrados a la práctica desde el nacimiento, concluyó el equipo de la doctora Heidi L. Richardson, de la Monash University, en Melbourne.
Esto sugirió que la reducción de la capacidad de despertarse durante el sueño sería más una consecuencia de la falta de costumbre del bebé con la práctica.
Aun así, el efecto a los 3 meses en los bebés a los que nunca se los envolvía en el hogar es importante, porque, según el equipo, esa es la edad más afectada por el SMSL y en la que muchas madres regresan al trabajo y dejan al bebé con un cuidador que ignora los hábitos de sueño del niño.
Para el equipo, eso influiría en el porcentaje desproporcionadamente alto de casos de SMSL (16 por ciento) en las guarderías.
Si los padres quieren envolver al bebé, el equipo recomendó que lo hagan a partir del nacimiento debido a los riesgos potenciales de comenzar a utilizar la práctica tardíamente.
Por ahora, los autores opinaron que los resultados enfatizan la necesidad de comprender mejor los efectos de esta práctica antes de recomendarla.
(El contenido ha sido extraido de la fuente citada)
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