Que les gusta ser el centro de atención, que son egoístas y malcriados, son solo algunos de los estereotipos sobre los hijos únicos. Pero, ¿qué tanto de verdad hay en esto? Una hija única y madre de otra parece tener la respuesta.
"Me encanta ser el centro de atención, convierto cualquier conversación en una historia sobre mi vida. La vida social es fundamental y me siento sola fácilmente. Soy sensible porque nunca tuve un hermano que me ayudara a ser más fuerte. En otras palabras, soy hija única y, lo más probable, es que le pase estos rasgos a mi hija que también lo es".
Estos fueron los problemas que la periodista Farah L. Miller del HuffingtonPost le confió a Lauren Sandler, también madre de una hija única y autora del libro “One and Only: The Freedom of Having an Only Child and the Joy of Being One” (El único: la libertad de tener un hijo único y la alegría de serlo). Pero pronto, Sandler le probó lo contrario, mientras tomaban café, Sandler explicó que hay muy poca evidencia que apoye los estereotipos sobre quienes tienen a sus padres solo para ellos.
Los tres mitos más grandes, afirma la autora, se resumen en que son solitarios, egoístas y mal adaptados. Así suele referirse la gente al hablar de los hijos únicos a pesar de que hay cientos de estudios que demuestran que no son diferentes de aquellos que tienen hermanos.
Esta manera de pensar tiene consecuencias: “Estos estereotipos invaden las vidas de los padres, particularmente de las madres. Tienen su primer hijo para ellos y el segundo para que acompañe al primero. Si lo hacen porque los hijos únicos se ‘malogran’, están equivocados”, afirma Sandler. Estos son los hechos que la apoyan:
Los hijos únicos no están solos
Los niños en edad escolar no se sienten más solos que los otros niños. Sin embargo, los que viven en zonas rurales pueden sentirse un poco más solos y los adolescentes se sienten aislados porque son adolescentes. Los hijos únicos, cuando llegan a la adultez, pueden experimentar la soledad al adaptarse a ciertas necesidades y al envejecimiento de sus padres. “Para mí, tener otro hijo solo para que mi primera hija tenga un hermano cuando yo muera no es una razón para hacerlo”, comenta Sandler.
Los hijos únicos son más egoístas
“Nosotros nos volvemos personas generosas y respetuosas. Le damos mucho peso a nuestras relaciones, tenemos la tendencia a ser amigos muy generosos y no somos más narcisistas que los demás. Por alguna razón, los investigadores no lo pueden creer y siguen haciendo estudios”.
No todos los hijos únicos son malcriados
Al menos no más que cualquier otro niño. Al respecto, la autora cuenta que “hay una noción de que los hijos únicos son malcriados porque sus padres les dan todo y terminan con un pony en el patio, una tiara de diamantes y hacen pataletas cuando no consiguen lo que quieren. Así no fuimos mi hija ni yo”.
Los hijos únicos no se adaptan mal
“Toda la información muestra que, mientras un niño vaya a la escuela, sociabilizará”, explica la autora y agrega: “Soy de las personas que comienzan una fiesta. Yo compré una casa con mis amigos”.
Los hijos únicos sí tienen fortalezas compartidas
Metas altas, inteligencia y autoestima. Como nos criamos en un ambiente “muy verbal”, hablamos mucho y de temas profundos. Pero Sandler comenta que, de la misma manera en la que tener varios hijos no debe ser una razón para evitar caer en los estereotipos, mejorar las calificaciones de tu hijo único tampoco es una razón para no tener más.
Los hijos únicos son iguales que los mayores, pero diferentes
Esa es la conclusión a la que llegó Frank J. Sulloway, autor del libro “Born to Rebel” (Nacido para rebelarse) y cuyo argumento comparte Sandler. Al igual que los mayores, los hijos únicos tienden a ser más conservadores, pero como los menores, suelen innovar. En palabras de Sulloway, “tienen más libertad para definirse a sí mismos”.
No hay buenas o las malas elecciones
Los estereotipos indipadres can que los que crían a un hijo único les hacen llevar una carga de por vida. La meta de Sandler, dice, es “desbalancear esa noción” y liberar a los padres del miedo de que le están arruinando la vida a su hijo. La autora también les da algunos consejos a los padres para que inviertan su tiempo “libre”.
Puedes cambiar de opinión. Pero no a todo el mundo y no para siempre, pero tal vez. “Lo que sé es que mi hija va a ser la única”, dice Sandler. “Aún tengo 38 años y tuve la suerte de tener un embarazo sin complicaciones. ¿Quién sabe? Sin embargo, quiero que la decisión sea mía y de mi pareja y que no sea la cultura la que me diga que soy una madre horrible”, agrega.
Todo sugiere que si no tienes otro, tu hijo único va a estar bien. Podrá ser sociable y buscar un mejor amigo o amiga en cada nuevo salón de clases. Tal vez crezca para ser alguien independiente que necesita pasar un buen tiempo a solas. O tal vez quiera un poco de ambas cosas. Y nada de esto será porque “no le diste” un hermanito.
Fuente:
Fucsia
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