Dos recientes estudios sugieren que la televisión ejerce una profunda influencia en nuestros hijos.
Efectivamente dos investigaciones cientificas, una en Estados Unidos y otra de Nueva Zelanda, echan más leña al fuego en relación a las quejas, que vienen de lejos, de que ver la televisión, sobre todo escenas violentas, puede ser perjudicial para los niños.
Cada estudio ofrece un punto de vista diferente sobre el efecto de la televisión en los niños. Por ejemplo:
El estudio realizado en Nueva Zelanda, contó con un grupo de niños entre los que, al crecer, se produjo un gran número de casos de condenas por causa criminal y hallaron que los que habían visto durante más tiempo la televisión fueron los que tuvieron más problemas.
En el caso del estudio estadounidense, informó que los niños en edad preescolar a los que aleatoriamente se les pidió que vieran programas educativos y "prosociales", aparentemente tuvieron una mejor conducta conforme pasó el tiempo que los niños que vieron la programación normal.
"No se trata solo de las malas conductas que adoptan al ver la televisión. También pueden adoptar buenas conductas", afirmó el autor del estudio de EE. UU., el Dr. Dimitri Christakis, director del Centro de Salud, Conducta y Desarrollo Infantiles del Instituto de Investigación Pediátrica de Seattle.
Por varias razones, los investigadores tuvieron dificultades para comprender si la televisión es realmente perjudicial para los niños. Si los niños ven muchos contenidos violentos en la televisión y luego se portan mal o se vuelven violentos, podría deberse a que se sienten atraídos de forma natural a ese tipo de programación y no a que estén directamente influidos por ella, afirmaron los expertos. O puede que fuera otra cosa, como la crianza recibida o la genética, lo que podría servir para explicarlo.
El estudio de Nueva Zelanda realizó un seguimiento a 1,037 niños hasta la edad adulta (26 años de edad) para ver cómo les había ido. Nacieron entre 1972 y 1973 en Dunedin en South Island, Nueva Zelanda.
Los investigadores hallaron que aquellos que vieron la televisión durante más tiempo cuando tenían entre 5 y 15 años de edad, al crecer tuvieron una probabilidad mayor de ser condenados por causa criminal o de tener un trastorno antisocial de la personalidad. El estudio no prueba de forma definitiva que ver la televisión fuera la causa de la conducta criminal o agresiva, pero los investigadores hallaron que otros factores (entre los que se incluyeron los niveles de pobreza y el coeficiente intelectual) no influyeron.
"Los hallazgos respaldan muchos otros trabajos de investigación que indican que ver mucho la televisión en la infancia puede conducir a conductas antisociales problemáticas más adelante", afirmó el coautor del estudio, el Dr. Bob Hancox, profesor asociado en el departamento de medicina preventiva y social en la Universidad de Otago en Dunedin.
El estudio no es habitual porque el 27 por ciento de los chicos fueron condenados por causa criminal para cuando tenían 26 años, y un notable 19 por ciento de ellos lo fueron por un crimen con violencia. Sin embargo, Hancox afirmó que los investigadores no pensaban que esas cifras fueran especialmente altas.
Los autores del estudio no saben si el contenido televisivo que vieron los niños fue especialmente violento; solo había dos canales en el país en aquel momento, y muchos programas eran de otros países, comentó Hancox. "No podemos afirmar a partir de nuestro estudio si lo más importante es el contenido violento o simplemente el hecho de ver la televisión", añadió.
En el estudio de EE. UU., los investigadores de Seattle analizaron lo que pasó con 565 niños de 3 a 5 años de edad a los que aleatoriamente se les pidió que vieran programas normales en televisión o programas educativos y "prosociales". Básicamente, la idea era cambiar programas como los "Power Rangers" por otros como "Mister Rogers' Neighborhood", señaló Christakis.
Después de seis meses, los que habían visto la programación educativa obtuvieron una mejor puntuación en una prueba de "competencia y conducta sociales" que rellenaron sus padres.
No queda claro si esa diferencia de puntuación quedó reflejada en la vida real de los niños. No obstante, las pruebas estaban encaminadas a examinar si los niños eran cooperadores, no agresivos y si no discutían.
Christakis comentó que estos rasgos no indican que los niños sean dóciles. "Para mí, son rasgos deseables", señaló.
El gran mensaje es que el tipo de contenidos televisivos que ven los niños importa, añadió.
"Toda la televisión es educativa. Simplemente es una cuestión de qué es lo que se enseña", afirmó Christakis.
En un editorial acompañante a los estudios, que se serán publicados en la edición de marzo de la revista Pediatrics, la Dra. Claire McCarthy del Hospital Infantil de Boston y la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, se hizo eco de esa idea.
Reiterando la recomendación que la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) viene haciendo desde hace mucho tiempo de limitar el tiempo que los niños ven la televisión a no más de dos horas al día, "ha llegado el momento de que cambiemos nuestro enfoque", afirmó.
McCarthy explicó que "necesitamos poner el énfasis en los resultados y no en el tiempo delante de la pantalla, porque lo que importa son los resultados... Es una variante de la idea de 'si no puedes con el enemigo, únete a él'. Si las pantallas van a seguir encendidas, centrémonos en el contenido y de qué manera podemos hacer que favorezcan a los niños".
HealthDay
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